Metal sobre Bogotá

Ayer comenzó una edición más del ya tradicional Rock al Parque, evento que durante 3 días reúne una gran variedad de artistas, en su mayoría rockeros, para que el público capitalino se deleite -u otros madreen porque no les traen la banda que querían- en un ambiente cada vez más tranquilo. Como es costumbre en mí, mi cita con el festival es en  el día del metal; no asistí a todo el evento -no soy true- pero contaré mi experiencia desde lo que vi.

Mi pequeña reseña no puede comenzar sin antes quejarme por un hecho externo a Rock al Parque. Cómo es posible que duremos con un amigo y su hermana, una hora esperando la ruta del SITP que queríamos tomar para ir al Parque Simón Bolívar. Es realmente penoso. Después de esperar algo más media hora, la ruta venía, todo era un alivio, pero el alivio se marchó en el momento en que el lector de tarjetas del bus se dañó, no podíamos pagar nuestro pasaje, y como Poncio Pilato, el conductor nos bajó y se fue. Después de media hora más, pasó un bus de los normales, con desconocida ruta que decía «Pq. Simón Bolívar». Toco abordarlo y esperar a que no diera tanta vuelta.

No me explico cómo el SITP planea ser el medio masivo de transporte público, ser los únicos que presten el servicio a toda una ciudad, y ni siquiera son capaces de mandar rutas con frecuencia. No entiendo a qué juegan. No me quedan dudas de que esto fue solo un invento para monopolizar el Transporte público y quedarse ellos con todo el negocio, nada más. ¿Y el ciudadano? ¡Qué se joda! A fin de cuentas ellos están haciendo su agosto. Pero bueno, este no es el tema del post.

Después de la fila, la requisa, la revisada de bolsillos -extraño que esta vez no nos hicieron quitar los zapatos-  lo que quedaba era disfrutar. Extrañamente, el escenario plaza estaba algo desocupado respecto a festivales anteriores. Luego de unos diez minutos y de encontrar un buen lugar, la primera banda que vimos en tarima fue Melechesh, la primera banda internacional del día, oriunda de Jerusalén pero radicada en Holanda.

A decir verdad, no me impresionaron. Soy un completo ignorante en el mundo del Metal y no los conocía, y después de lo visto, no me impresionaron mucho. Arrancaron con una puesta en escena interesante, pero ya, nada más, lo típico de muchas bandas, un buen riff para entrar pero luego, una canción monótona que no llegaba a diferenciarse de las demás. Lo más curioso de la banda estuvo en la batería, que en varias canciones llevaba un ritmo poco usual en el Metal, y que pese a ser arriesgado hacerlo -esto lo digo porque en muchas ocasiones, el metalero es muy radical y no acepta más que un tupa-tupa- la verdad es que no entraba muy bien en las canciones. En general, ni me gustó pero tampoco me disgustó; eso sí, me pareció interesante que trajeran una banda internacional que en general no es muy conocida.

La banda que siguió ya había tenido su chance en Rock al parque, los bogotanos de Sacred Goat no brindaron nada nuevo que no hayamos visto en 2013, temas frenéticos, indiferenciables entre ellos y una voz algo esforzada en la que se podía apreciar que la vocalista no tiene mucha técnica para cantar, cosa que llegará a ser perjudicial para ella y su voz. Alguien podrá decir: » pero este qué va a saber de canto», pero creo que no se necesitaba saber para ver cómo se lastimaba la voz. Espero que lo que escribo sea al final una falacia; mi intención no es denigrar de ellos, pero fue mi percepción, solo digo lo que vi.

Con una llovizna leve pero tediosa, de esas que pueden durar todo un día;  la noche continuó con Serpentarius. De entrada, la puesta en escena se vio interesante, y a diferencia de muchas bandas locales, mostraban algo distinto, tenían armonía, pero esta se fue diluyendo ya avanzada la canción. Debo confesar que lo más flojo de la banda, para mí, fue la voz, lo demás no estaba mal. Como a la tercera canción, la banda volvió a sorprender, la inclusión de un violín y dos voces, que si bien eran también guturales, mejoraban en mucho la del vocalista principal.

Esa inclusión de violín, luego la inclusión de flautas, zampoñas y al final un conjunto de percusión – con el que arrancaron- le dieron un toque muy bueno a la banda, a decir verdad, me dejaron una grata impresión pese a que los errores de sonido -como ya es costumbre en Rock al Parque- se hicieron notar: las percusiones no sonaron tan fuerte como podrían sonar, en un tema la flauta no se escuchó y en el cierre, una zampoña sonaba más que la otra; pero con todo esto, me gustaron bastante. Aplaudo el proyecto que tienen, porque buscan hacer algo distinto acá, una propuesta atrevida y vistosa, no el mismo Thrash, Death o Black que ya conocemos de siempre.

Finalizado el show de Serpentarius, solo quedaba esperar el plato fuerte, Behemoth. En este punto de la noche, la ansiedad aumenta y tanta propaganda hacen qué la paciencia de nosotros se agote. Es estúpido porque todo se hace para brindar un mejor espectáculo, mientras cuadran sonido y demás cosas, pero ese deseo de ver a la banda principal nos lleva a desesperarnos y querer que la espera no sea prolongada. Eso sí, al final, la espera valió la pena.

La presentación de Behemoth fue más que sublime, una puesta en escena magnifica, buen sonido y una calidad musical más que brillante. En mi opinión, es una de las mejores bandas en la actualidad, una banda que no se estanca en su pasado, sino que va progresando musicalmente, sin perder su sonido, pero si mostrando cosas nuevas cada vez. Además, el detalle del cierre, las máscaras. ¡Épico!

Podrán ser muy ‘satánicos’ y lo que quieran considerar los que no son de su gusto, pero lo que se vio anoche con Behemoth me parece que no tiene punto de comparación con otros cierres de Rock al Parque en el día del metal. Sé que mi experiencia con el festival es realmente corta -apenas 4 festivales y los demás, los que recuerdo, vistos por Canal Capital- pero una presentación como la de anoche será muy difícil de igualar. Realmente quedé asombrado con la show de los polacos.

Las comparaciones son odiosas, pero ver la diferencia que hay entre muchas bandas locales y bandas internacionales como Behemoth es más que notoria. Es claro que divergen en muchos puntos, lo económico, la escena del país, la promoción de la banda y un sin fin de razones, pero creo que una cosa no cae entre esas razones, el deseo de hacer algo distinto. Muchas de las bandas que vemos es un reencauche de algo que ya está, ya fue hecho, no presentan variantes y por eso, el metal, se hace monótono en muchas ocasiones. Ojalá pudiéramos ver en el futuro más bandas locales, mostrando cosas más interesantes que tupa-tupa y guitarras desenfrenadas de las que poco se puede apreciar. Hacer metal no es hacer un desmadre, hay que también innovar, buscar algo de armonía, que si se va a hacer algo rápido, sea bien hecho y no solo algo que la amplificación haga sentir pesado.

Al final fueron más las gratas sensaciones que me dejo este mini Rock al Parque al que asistí -al menos podría sentirme con más autoridad para hablar si hubiera asistido a todo- No soy un arraigado y radical metalero, me gusta el Metal, fin, no pasa de ahí. Solo quería dar mi percepción de lo que para mí fue el festival ayer. Ahora solo queda esperar a que la tierra vuelva a darle la vuelta al sol para caer de nuevo en este punto y poder vivir un nuevo Rock al Parque.

Hasta pronto.