Capítulo 3: Sonido infernal.

Luego de dos conciertos muy buenos, faltaría lo que se diría por ahí, ‘la cereza del postre’, había que cerrar con broche de oro este mes atípico para mí, pero que lo goce hasta más no poder. Lo único curioso es que el broche no sería de oro, sino que podría ser negro, o simplemente grabado con una cruz o un pentagrama invertido. Cuánta variedad entre gustos, pasar de SOAD a Muse y de Muse a… Inquisition. Si, el último concierto fue de Black Metal.

Podrán decir que soy muy ‘poser’ y demás, pero qué puedo hacer, mi época metalera paso hace ya algunos dos años -cuando digo época metalera, me refiero a que solo escuchaba metal. Obviamente jamás dejaré de escucharlo- y justamente, esta época se cerró de la manera más «oscura», escuchando Black Metal a por doquier. Haber negado que no quería ver a Inquisition, apenas vi el cartel, hubiera sido negar mi pasado.

De las corrientes tradicionales del Metal, el Black Metal era la única a la cual no había tenido la oportunidad de asistir a algún evento. Si bien en Rock Al Parque del año pasado Thy Anthicrist se presentó, considero que el ir a un evento exclusivo de Black Metal hacía falta entre mis experiencias, y pues dada la oportunidad, no se podía dejar pasar.

Me pareció curioso que siendo Inquisition una banda clave en la escena del Black Metal, -y además con raíces colombianas-, tuviera tan baja asistencia, no creo que hubieran más de 400 personas en el lugar. Quizá para mi Inquisition es muy grande, pero también hay que ser consciente que este duo se ha movido más en la escena underground, lo cierto es que estuvimos los que somos, los true fans from hell (?)

El evento fue como se esperaba, un recinto pequeño y con un comienzo tradicional, donde antes de la presentación principal van los teloneros que esta vez no fueron tan teloneros. STNZR Cult y Divine Profanity abrían ‘el culto’, como ellos mismos lo denominaron, con temas repetitivos, intensos, algunos indiferenciables entre sí, temas que me hacen ver aún más por qué el Metal y la escena local se han estancado.

Si bien a la escena local le ha faltado apoyo, también considero que a la escena local le hace falta dedicarse más a la hora de componer. No me parece lógico que entre bandas de Thrash, Death y Black, la única variación considerable este en la voz, porque de resto o suenan a Thrash o suenan a Death Metal. Pueda que yo sea un completo ignorante, pero a eso me suenan. Uno escucha bandas legendarias de cada género y se encuentra con que por ejemplo, Kreator no suena a Deicide, y mucho menos suenan a Burzum. Sí, hay bandas, como por ejemplo Darkthrone, que tienen un sonido algo frenético que puede parecerse a alguna banda de Thrash, pero los mismos temas se sienten como Black Metal y no como Thrash Metal.

Cuando tuve mi época ‘blackera’, el sonido que tenía el Black Metal era de las cosas más características para mí. No sé si es que estaba muy ‘psicoseado’, pero los temas, a parte de sus temáticas existenciales, satánicas y demás, eran muy ’gélidos’, por lo menos yo los sentía así, sentía frío al escucharlos, se me helaba la sangre, era extraño. No podría generalizarlo y decir que toda banda de Black debe sonar así, porque es una sensación muy personal, pero si podría decir que no todas deben sonar como una banda de Thrash o Death con un gutural más agudo. Además, en la actualidad hay bandas que en mi opinión son muy elaboradas, como por ejemplo Taake, lo que muestra que aún se pueden hacer cosas nuevas.

Luego de ese viaje musical oscuro, en general por tierras escandinavas, llegué a la conclusión de que Inquisition es la banda que mejor representa al Black Metal, sin necesidad de ‘tramar’ a los seguidores con que son los seres más satánicos, fríos y oscuros que hay sobre la faz de la tierra -estilo Danielsson, de Watain. Buena banda pero un poco patética cuando habla el sueco en entrevistas- siendo humildes, sin olvidar sus raíces y siendo  fieles a su estilo, además que en mi opinión, son de las bandas más atípicas del Metal. Solo dos tipos, un sonido único y ni hablar de la voz de Dagon…

Cuando por fin Inquisition salió a la tarima, el sonido infernal se tomó el lugar y el verdadero ‘culto’ había comenzado. Para esa hora, una buena parte de los asistentes estaban en la inmunda, entre borrachos y drogados, pero así vivieron el concierto -aunque me cuestiona un poco ese vivir, sobre todo el de los borrachos-. La presentación iba más que bien hasta que hubo un fallo eléctrico y por un momento -aproximadamente 30 minutos porque falló dos veces la energía- el show parecía que no iba a continuar, pero el profesionalismo de Dagon e Incubus, más la ineptitud de los organizadores que a trancas y mochas se dieron mañas para arreglar la situación, hicieron que el evento pudiera tener un buen final.

Fue más que grato ver a Dagon y su atípica voz en vivo, realmente es de esas voces que uno no se explica cómo la hacen y que le dan al artista y a la banda un toque único, además, que lleguen a sonar bien siendo solo guitarra y batería, son realmente únicos. La presentación fue majestuosa omitiendo los fallos técnicos ya mencionados, por lo menos yo me sentí satisfecho por la presentación de los que en mi consideración son la mejor banda de Black Metal.

Al final del show iba a haber firma de autógrafos, pero dado el cansancio y que lo único que había para que firmaran era la boleta, que si bien es muy bonita –qué pussy para ser Black Metal- y muy bien elaborada, el hecho de que fuese negra podría complicar las cosas. Al final se perdió una firma pero no una grata experiencia.

Antes de irme, me disculpo por lo tarde del post, ocho días después del evento, pero es que después de los gozosos llegan los dolorosos, y el tiempo ya no da abasto. Espero no haberlos aburrido con mis historias ‘blackeras’ y por último, no olviden que son solo opiniones personales las que hago respecto al metal, mi percepción de lo que se ve hoy en día en la escena,  más no son axiomas ni mucho menos. Espero no haber ofendido a nadie.

Hasta pronto

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